La mujer del César no sólo debe serlo sino parecerlo. Esta máxima, que nos ha llegado desde los tiempos del Imperio Romano, bien podría aplicársela el PSOE de Ponferrada después de haber pactado con el líder de un partido político independiente de esta localidad que está condenado por acoso sexual.
Mi jefe estaba que trinaba. Para más inri, encima el pacto se da a conocer durante el Día de la Mujer. Con un par de huevos. Y es que el tipo está que no se lo cree. Que vale, que puede haber una justificación, que luego quizá le exijan que no se le ocurra asomarse por el Ayuntamiento de Ponferrada. Lo que sea. Pero no se puede hacer eso si uno pretende ser un político de éxito. De éxito significa, en los términos que maneja mi jefe, apreciado y respetado por la ciudadanía.
Y quizá en el PSOE tengan que empezar a buscar la caída en las encuestas en casos como el presente. En cosas pequeñas. Pequeñas, sí, pero que calan en el público, se filtran a la prensa y hacen que al principal partido de la oposición no se lo tome en serio absolutamente nadie.
