Los duros recortes en las subvenciones para la enseñanza concertada que ha puesto en marcha el Gobierno de Ignacio González han reabierto las heridas en las distintas familias de la Iglesia ya que las órdenes religiosas se sienten discriminadas frente a las todopoderosas organizaciones seglares como el Opus Dei o Camino Neocatecumental (los kikos), ‘mimados’ por Antonio María Rouco Varela.
Según denuncian en voz baja fuentes cercanas a estos colectivos educativos madrileños, el malestar latente habría estallado después de que el Ejecutivo madrileño haya decidido retirar de un plumazo los conciertos a la Formación Profesional de Grado Superior lo que pone en peligro la viabilidad de unos centros que están mayoritariamente en manos de franciscanos y dominicos, escuelas que se pueden ver abocadas al cierre.
Además, desde hace dos años estos centros no sólo han visto como se les “regatea” en los conciertos sino que la Comunidad de Madrid ha quitado las subvenciones que recibían las asociaciones de padres de alumnos.
Estas fuentes denuncian que a la hora de meter la tijera hay diferencias para el Departamento que dirige Lucía Figar, ya que los seglares, adinerados y poderosos, dirigen sus ‘esfuerzos educativos a las clases altas, y cuentan con todo el respaldo de la Consejería, lo que no ocurre con las órdenes religiosas, que realizan una gestión austera y se han centrado históricamente en las clases bajas y medias de la sociedad madrileña a través de la formación profesional.
Y recuerdan que muchos esos centros de FP se crearon en zonas deprimidas de la entonces periferia de la capital y ponen como ejemplo el Padre Piquer.
