Los afectados por las preferentes de Caja España-Duero podrían convertirse en los grandes perdedores de la fusión que la entidad castellana pretende llevar a cabo con Unicaja, y que aún está estudiando Bruselas.
Uno de los principales escollos del proceso son las participaciones preferentes de Caja España-Duero, y todo parece indicar que finalmente la Comisión Europea exigirá que estos títulos sean canjeados por acciones, al igual que en el resto de entidades con ayudas públicas, por lo que los afectados deberán soportar pérdidas en sus inversiones que podrían alcanzar el 40%.
Unicaja y Ceiss, el banco de Caja España-Duero, llevaban negociando la fusión desde abril de 2011, pero el proceso se ha visto paralizado varias veces; la última, a finales del año pasado cuando el rescate de la entidad castellana aprobado por Bruselas, por valor de 604 millones de euros, dejó sin efecto el anterior principio de acuerdo.
De cerrarse la adquisición en los términos ahora planteados, el FROB inyectaría ayudas en Ceiss, el banco de Caja España-Duero, en forma de bonos convertibles contingentes (CoCos). Tampoco se conoce el modo en que se llevará a cabo, aunque se da por hecho que la entidad malagueña que preside Braulio Medel se haga con el 100% de Ceiss.
En todo caso, la fusión no se firmaría como tal hasta el segundo trimestre del año, ya que Unicaja se haría con su socia sólo después de que ésta se hubiese saneado, caso similar a la solución encontrada para Caja 3, que será absorbida por Ibercaja. La Comisión Europea no sólo exigirá que los afectados por las preferentes soporten una parte de los costes de la reestructuración, sino que también obligará a una reducción del balance de Caja España-Duero del 30%, así como el cierre de 260 oficinas y el recorte de 1.500 empleos en un plazo de dos años.
Las preferentes de Caja España-Duero contabilizan unos 416 millones de euros. La intención de la entidad castellana era haber canjeado estos títulos por depósitos tradicionales con intereses anuales de entre el 1,5% y el 2%, según la emisión. Sin embargo, a principios de verano del año pasado el banco advertía en un comunicado a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) de que proseguían las negociaciones “en aras a la obtención de las preceptivas autorizaciones”. Desde entonces, nunca más se supo.