Las Bosnias

Opinión

Las Bosnias

Siempre hay que tener cuidado con las carteras, que somos muy descuidados, pero ahora hay que tener aún más. El otro día la bofia trincó a las Bosnias, una red de mujeres carteristas muy profesionales y hasta simpáticas, pero eso con ser mucho dice muy poco para la tranquilidad de cada cual. Todavía quedan sueltos y sueltas otros quinientos ciudadanos de mano larga y dedos hábiles dedicados full time a distraer carteras y bolsos ajenos. Quinientos que se dice pronto.

La Poli dice que les está prohibiendo entrar en el metro y acercarse a las colas mayormente de guiris que se forman ante los museos, pero eso nos lleva enseguida a preguntarnos, “pero, coño, si los conocen, si los tienen detectados, ¿por qué no los detienen y se los mandan al juez de guardia para que les aplique la legislación vigente?”, si es que alguien sabe todavía cual es porque con tanta modificación del Código Penal no hay dios que se aclare.

Las Bosnias parece que eran la releche en bicicleta puestas a trabajar en grupo para llevarse a casa los euros nuestros de cada día. Unas detectaban a las víctimas propiciatorias, otras las entretenían con algún subterfugio y una quinta, seguramente la más ágil de reflejos, las desplumaba en menos que pestañeaba. Acumulan ya, según leo, años de actividad, con sus trienios, y un total de 330 antecedentes penales sobre sus costillares.

Hay que reconocer que la situación que se vive, el paro y las dificultades para empezar el mes, ya no para llegar al final, no son las más propicias para pregonar la honradez. Tampoco contribuye el ejemplo de los bárcenas, correas, sepúlvedas y demás delincuentes encorbatados que el poder constituido no manda de una puñetera vez a un lugar recogido para ellos y seguro para los demás, porque dejar a tantos cohechadores y estafadores además de tantos carteristas sueltos por una ciudad tan aglomerada como Madrid, es una incitación a no pisar la calle.

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