Hace unos días dimitió un directivo de Barclays. No era un cualquiera: la marcha de Chris Lucas supone un punto y aparte en la trayectoria del banco británico, pues él era el último hombre del ex consejero delegado Bob Diamond que quedaba a bordo de la entidad tras experimentar ésta la salida en masa de sus máximos responsables al descubrirse que había manipulado durante años el tipo de interés interbancario más conocido como Líbor. Pero Barclays no se conforma con lavarse la cara.
Se esperan cambios estructurales en una entidad que, bajo el mandato del nuevo consejero delegado, Antony Jenkins, quiere modificar tanto su forma de estar como su forma de ser. La teoría es simple: el banco tiene que reducir sus actividades de banca de inversión y centrarse más en operaciones de banca minorista. La práctica va a ser algo más complicada de llevar a cabo: reducción de compensaciones, despidos y, de fondo, habrá que lidiar con la desconfianza y el enfado de una ciudadanía –la británica- que ya ha visto cómo en los últimos años su Gobierno se apresuraba a rescatar a dos entidades financieras (RBS y Lloyds).
Las últimas noticias al respecto proceden de unas fuentes anónimas «cercanas a la entidad» que ha citado Reuters y que, sin embargo, no han sido desmentidas por el banco en ningún momento. Al parecer, en el 2013 alrededor de 1.200 trabajadores con puestos de responsabilidad en la unidad de banca de inversión tan sólo podrán acceder a un tercio del bonus conseguido en 2012. El resto de la compensación se retrasará hasta los años 2015 y 2016, cuando estos banqueros cobrarán la mitad de lo que les corresponde en metálico y la otra mitad en acciones de Barclays.
A este recorte en las compensaciones se suman los despidos directos que se van a realizar en los próximos años. Barclays cuenta con unos 23.000 profesionales trabajando para su unidad de banca de inversión, 9.000 de los cuales se encuentran establecidos en Londres. Jenkins pretende eliminar el 10% del total: es decir, unos 2.000 puestos de trabajo. Y ya ha comenzado la poda, pues tal y como informaba este mismo periódico el pasado 7 de febrero, las oficinas que el banco tiene en Wall Street dejarán de contar con 275 de sus trabajadores a partir del próximo mes de mayo. Se espera que en las semanas siguientes se anuncien más detalles en relación a las oficinas que tiene la institución financiera repartidas por Europa y Asia.
El pasado mes de junio, cuando se descubría que Barclays había tenido un rol relevante en la manipulación del Líbor, se montó un gran escándalo. La polémica se relajó después con la dimisión de buena parte de su directiva en aquel momento tras acordar pagar una multa de 363 millones de euros. Una cifra escasa en comparación a la que tuvo que afrontar UBS a finales del año pasado tras ser acusado de hacer lo mismo: 1.250 millones de euros. El último caso del que se ha tenido constancia ha afectado a otro banco británico, el RBS, que se ha visto condenado recientemente a pagar una multa de 455 millones de euros.