El negocio editorial en España sufre un recorte del 20% en los últimos tres años

Cultura

El negocio editorial en España sufre un recorte del 20% en los últimos tres años

La crisis también se ha dejado sentir con fuerza en el sector editorial que ya arrastraba algunos problemas anteriores derivados de la irrupción de Internet en el negocio. En España, en concreto, el negocio ha sufrido un recorte del 20% en los últimos tres años, según los últimos datos del Gremio de Editores de Cataluña.

Esta patronal regional, la más potente de España, cifra en 2.500 millones de euros la facturación que conseguirá el sector al cierre del año. Si se confirma el número, eso supondría una caída aproximada del 11% sobre los 2.800 millones que se facturaron en 2013. Y las perspectivas para el próximo año no son buenas. 

En conjunto, el resultado configura un giro hacia el pasado de aproximadamente una década, porque el sector se mueve en un contexto de cifras similar al que se registraba en 2002. Los editores detectan, sin embargo, el mantenimiento del interés por el libro, pero detectan fallos en los nuevos sistemas alternativos de distribución que no despegan, mientras las librerías siguen languideciendo.

El despegue de los nuevos mercados de Europa y América Latina, aún incipiente, y la falta de consolidación del libro digital como alternativa, las cifras de venta todavía son magras, complican el panorama porque, por el momento, siguen constituyendo los caminos por los que parece que deberá transitar el sector en el futuro.

Los ‘e-books’ sólo representan un 5% de las ventas totales de libros del sector y sólo aportan unos 70 millones de euros de faturación. A pesar de que los precios, unos nueve euros de media, son asequibles. Quizá porque el parque de lectores y tabletas aún es corto en España, donde sólo hay unos dos millones de unidades.

Otro factor que continúa castigando las cuentas de los editores es la piratería que, según los datos del Gremio catalán, resta directamente unos 300 millones de facturación al año, pero influye en la generación de un marco de incertidumbre que complica aún más la salida de la crisis.

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