Desde su llegada a la presidencia de la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE), Antón Reixa ha buscado la discreción como punto fundamental en su estrategia de gestión que, además, ha hecho del ahorro otra parte básica del nuevo estilo de la casa, cada vez más alejado de la formas habituales de Teddy Bautista, su polémico antecesor, cuyo imperio ha empezado a desmantelar.
Lo primero y prioritario ha sido acabar con las pólemicas compañías del entramado digital montado por el ex teclista de Canarios junto con su presunto cómplice José Luis Rodríguez Neri, también investigado en la ‘Operación Saga’. Para lograrlo se han cerrado todas las filiales creadas por ambos para ‘introducir a la SGAE en el Siglo XXI’, un entramado que incluía empresas como la sDase, la Central Digital o Portal Latino y que, investigación judicial aparte, suponían unas pérdidas anuales superiores al millón de euros.
Una estrategia que se completa con la unificación de las plataformas digitales que, actualmente, están dispersas por la red. También se ha iniciado un proceso de eliminación de los gastos ocasionados por la presencia de la SGAE en el exterior. En este aspecto se cerrarán las sedes de Shangai y Nueva York, que se pondrá a la venta tras la salida de las ocho personas que trabajan allí. A cambio se abrirán oficinas en Miami, ciudad que se ha consolidado como centro de la producción musical y audiovisual latina en EEUU, que contará con dos empleados.
El proceso de troceo y desmantelamiento de Arteria, la faraónica red de teatros que montó Teddy Bautista también ha empezado ya. Primero se ha tomado la decisión de enajenar la propiedad de los espacios que la institución tenía en Argentina y México. Además se ha cedido para su explotación el Teatro Paral-lel de Barcelona y se han arrendado los teatros Lope de Vega y Coliseum de Madrid.
En la misma línea de eliminación de negocios no relacionados con la actividad fundamental de la SGAE y cuya explotación, además de no ser rentable causaba malestar a algunos asociados y a buena parte de la industria musical y audiovisual, se han alquilado los estudios de grabación que la Fundación Autor tenía en la calle Abdón Terradas de Madrid y se han rescindido los contratos de servicios externos vinculados a consultorías técnicas que Bautista había contratado.
Estos trabajos serán realizados a partir de ahora, por el personal de la institución. De hecho, uno de los primeros pasos de la nueva Junta Directiva, que lleva sólo seis meses, fue la realización de un análisis pormenorizado de sus gastos corrientes para detectar ineficiencias con el objetivo de realizar una reducción significativa.
Durante el proceso se ha detectado, por ejemplo, la existencia de ocho locales abandonados y sin uso que la SGAE tenía en distintos puntos de España y que serán puestos a la venta. El trabajo se notará ya este mismo año, cuando esta partida cerrará con un ahorro real de cerca de diez millones de euros, fruto de la fijación de un presupuesto de 58,4 millones en lugar de los 68,2 previstos inicialmente. Además, el equipo de Reixa continuará con está política en 2013, periodo en el que los gastos totales deberán limitarse hasta un máximo de 50 millones de euros.
Las medidas adoptadas por los nuevos gestores para conseguir los objetivos fijados pasan por la reducción hasta en un 10% de las dietas que reciben los miembros de la Junta Directiva, del Consejo de Dirección y las comisiones y grupos de trabajo. También se han recortado en un 8% los salarios del ‘staff’ directivo y la supresión de sus dietas de viajes. También se ha rebajado sustancialmente los costes de los servicios externos que se mantienen.
La estrategia de mejora de la gestión se ha completado con el nombramiento de Natalia Garzón, una antigua inspectora de Hacienda sevillana que trabajó en Renfe como directora de Planificación y Finanzas, que ha reemplazado en este cargo a Enrique Loras, que pertenecía al equipo anterior y fue imputado también en la operación Saga.
No obstante, ninguna de las cuestiones abordadas hasta ahora por Reixa y sus hombres tiene, por el momento, un impacto verdaderamente perceptible para los asociados de la entidad entre los que causo un gran revuelo, por ejemplo, la supresión de los servicios que les proporcionaba la Central Digital. Una filial que aseguraba a los autores menos poderosos la presencia de sus obras en plataformas ‘on line’ como Spotify o Itunes.El ‘lío’ organizado fue tal que el equipo de Reixa tuvo que reabrir la empresa hasta encontrar un proveedor alternativo, en este caso Altafonte, que se ha hecho cargo del asunto.
Ahora, en una carta dirigida a los socios, el propio Reixa se ha comprometido a acelerar el plan de rescate de los derechos pendientes de identificación que la SGAE cobró pero no ha repartido entre sus asociados, un montante de 39, 2 millones de euros que el equipo de Teddy había retenido, y funcionaba como aval para los bancos acreedores que financiaron la construcción de su deficitario imperio.
El nuevo presidente también se compromete en la misiva a regular el acceso a la información sobre las remuneraciones de consejeros y staff ejecutivo y sobre las actas de las reuniones y a mejorar los formularios de liquidación de derechos.
Lo que sí han apreciado los autores es la celeridad y la franca mejoría con la que se efectuó en septiembre el segundo pago semestral de los derechos de autor procedentes de la ventas de soportes (cd´s y dvd´s) y de la copia privada y el abono trimestral de los derechos de conciertos, Internet y telefonía móvil que sufrieron por primera vez, en el caso de los residentes den España sufrieron una retención del 21% en el IVA y en el IRPF.