Cristóbal Montoro y su secretario de Estado, Antonio Beteta, se han hecho con la llave del poder económico en la Comunidad de Madrid. El Gobierno ha colocado en la consejería de Economía y Hacienda regional a Enrique Ossorio para tener control directo sobre el déficit de la región y, lo más importante, sobre los presupuestos autonómicos para 2013.
El ministro de Hacienda y Administraciones Públicas y su secretario de Estado han ‘intervenido’ la Comunidad de Madrid. La región dirigida hasta hace poco por Esperanza Aguirre se las daba de ser la autonomía más aventajada de toda España en cuanto a reducción de déficit, pero la revisión realizada por el departamento de Cristóbal Montoro mostró la realidad: la ‘lideresa’ escondía facturas en el cajón.
Sólo así se podía explicar la desviación del déficit de 2011, que el Gobierno autonómico había cifrado en un 1,1% y que finalmente alcanzó el 2,2% del PIB regional. Con este desfase entre manos, del que Aguirre quiso culpar al que había sido su consejero económico, Antonio Beteta, al que relegó posteriormente a Transportes y de donde fue rescatado por el ministro de Hacienda, el Gobierno ha decidido tomar cartas en el asunto y aprovechar la renuncia de la ‘lideresa’ para poner a uno de sus hombres en Madrid que le permita controlar desde dentro la situación.
El elegido para sustituir a Percival Manglano ha sido Enrique Ossorio, que llega al Ejecutivo regional desde el Ministerio de Hacienda, donde trabajaba bajo el mando de Antonio Beteta ocupando el cargo de Secretario General de Coordinación Autonómica y Local. Un puesto desde el que el que ha chocado en más de una ocasión con el ya exconsejero.
Y en su mano estará cuadrar los presupuestos regionales y ajustarlos a la decisión del Gobierno central, que enviará 1.000 millones de euros menos que el año pasado a la Comunidad de Madrid. Una medida que suscitó las quejas de Manglano y que ahora quedará en un segundo plano con la llegada de Ossorio.
Aunque esta no sería la única razón que explicaría la ‘intervención’ del Gobierno. Según las malas lenguas, el desfase del déficit habría obligado a Esperanza Aguirre a pedir el rescate al Gobierno, tal y como han hecho otras comunidades, aunque no se habría hecho público con la condición de que la ‘lideresa’ abandonase la presidencia de la región.
Una teoría que quedó reforzada con las palabras del que fuese mano derecha de la expresidenta en el PP de Madrid, Francisco Granados. Un día después del anuncio de Aguirre el diputado popular de la Asamblea regional aseguró que su exjefa tomó la decisión de marcharse porque no quería “quemarse” con los nuevos recortes que tendrá que acometer el Ejecutivo autonómico en los próximos meses.
“Lo definitivo es que ella (Aguirre) ve que esto puede ir a peor, que ahora hay que hacer un montón de recortes” y por eso ha pensado: “me voy ahora y ya está”. Y la necesidad de realizar nuevos recortes, según se comenta en los mentideros políticos, sólo podría explicarse con la teoría del rescate.