Muy mal anda el PP para tener que esconder a una ministra, Fátima Báñez, en la rueda de prensa posterior al consejo, donde se ha aprobado uno de los proyectos estrella de la cartera que ocupa. Y no es una ministra cualquiera. Es una ‘pata negra’ del partido con el aval de Javier Arenas y la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Saénz de Santamaría.
Una ‘joven leona’ que aseguraba la renovación del proyecto. Pero, al menos en las formas, la actitud de Báñez parece demostrar que, después de ocho años en la oposición las nuevas figuras del partido conservador sigue más pendiente de machacar al PSOE, lo que han aprendido hacer, que de gobernar, lo que les tocaría hacer ahora tras haber ganado unas elecciones con amplia mayoría absoluta.
Pero si eso es malo, peor es tener que cambiar de símbolos en pleno partido y verse obligado también a ocultar a don Rodrigo Rato su modelo, nunca bien ponderado, de lo que debería ser la buena gestión económica.
El envolado es todavía peor, porque en el exterior Rato no tenía precisamente buena prensa y esta deshonrosa salida de Bankia casa bien con el hombre que ya estaba inevitablemente en el punto de mira por su singular escapada del Fondo Monetario Internacional (FMI), justo tres minutos antes del estallido de la gran crisis.
Y en fin, aunque la figura del imputado no se parezca en nada a la del culpable desde el punto de vista judicial son demasiados casos ya por todas partes y ya lo eran antes de que la lista se engrosará con los 33 de Caja Madrid y Bancaja.