Crímenes en familia: chicas que mueren por ser ‘demasiado occidentales’

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Crímenes en familia: chicas que mueren por ser ‘demasiado occidentales’

Cada cierto tiempo, la opinión pública se conmueve por la muerte de jóvenes musulmanas que mueren a manos de sus familiares, en la mayoría de los casos por sus propios padres. La causa: las chicas son demasiado occidentales: quieren estudiar, conducir, navegar por Internet o se niegan a una boda pactada. La paradoja es que esos asesinatos se cometen en países de Occidente, donde las familias han emigrado y en cuyas sociedades las muchachas quieren encajar.

Ahora son los británicos, los que asisten escandalizados al juicio contra Iftikhar y Farzana Ahmed, a quienes se acusa de matar hace nueve años a su hija Shafilea, cuyo cadáver apareció en un solar cerca de su casa. Ahora Shafilea, ha confesado que vio como a sus padres asfixiaban a su hermana.

“Le metieron una bolsa de plástico en la boca y la sofocaron», relató Alesha durante el juicio celebrado en Chester, al este de Inglaterra. «Pude ver sus ojos abiertos y cómo se quedaba sin aire. Se orinó encima porque estaba luchando por su vida. Pero ellos la cogieron por la cabeza y le dejaron la bolsa en la boca hasta que dejó de respirar”, informa el diario El Mundo.

La hermana de la joven presuntamente asesinada por sus padres confesó hace dos años porque temió que le fuera a pasar lo mismo ya que al igual que le ocurrió a Shafilea, los progenitores querían enviarla a Pakistan y estaban negociando un matrimonio convenido.

El ‘pecado’ cometido por la muchacha asesinada era que le gustaba el rock, los pantalones vaqueros ceñidos y que compartía con su hermana un teléfono móvil donde tenían almacenados varios números de amigos de su clase, lo que provocaba la ira de sus padres.

Pero el caso de esta joven de origen pakistaní pero nacida en Londres no es un excepción. En noviembre de 2009, Noor Faleh Almaleki, una joven iraquí de 20 años que llevaba tiempo viviendo en EEUU con su familia, murió en un hospital de Arizona tras ser agredida por su propio padre. Faleh Hassan Noor Almaleki, de 48 años, atropelló con el coche a su hija porque «había roto su honor y el de su familia».

Según informó en su día la prensa estadounidense, Noor Faleh Almaleki fue obligada a casarse en Irak. Ella huyó y regresó con su novio a Arizona. Su padre nunca lo comprendió y la arrolló hasta la muerte.

Ese mismo año, en Canadá Mahoma Shafía, un hombre de origen afgano, asesinó, con ayuda de su familia, a sus tres hijas, de 19, 17 y 13 años, y su primera esposa. El juicio se celebró dos años después y los testigos de la causa afirmaron que la causa del delito era también que las chicas estaban demasiado occidentalizadas: iban a la biblioteca, pasaba mucho tiempo navegando por Internet y tenían amigos canadienses. Unos comportamientos ‘rebeldes’ en todos los casos que sus familias les hicieron pagar con la vida.

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