Un balón de fútbol que arrastró el tsunami que asoló Japón el 11 de marzo de 2011 ha aparecido ahora a miles de kilómetros: en Alaska.
La pelota fue descubierta en la Isla Middleton por uno de sus habitantes que, al leer las inscripciones en japonés del balón (el nombre de una escuela y diversas firmas), se dio cuenta de la trascendencia del hallazgo.
Un adolescente nipón de 16 años, Misaki Murakami, ha asegurado ser el propietario de la pelota y ha declarado ha declarado a ABCNews que se trataba de un regalo de sus amigos del colegio y estaba firmado por todos sus compañeros.
«No me cabe la menor duda: es mi pelota», ha explicado Murakami a The Japan Times. «Estoy sorprendido, quiero agradecerle a la persona que la encontró porque ninguno de mis otros objetos con valor sentimental han logrado ser recuperados».
Por su parte, desde Alaska, el ciudadano que halló el balón ha declarado. «Nos alegra saber que el dueño de la pelota está a salvo. Queremos devolverle el balón tan pronto como sea posible», ha explicado. En los próximos meses, él y su esposa irán a Japón y le entregarán el balón al adolescente.
La pelota, sobre la que hay escritos varios mensajes con caracteres japoneses que aún pueden leerse, fue encontrada en una playa la semana pasada por un matrimonio, David y Yumi Baxter, que reside en las afueras de Anchorage, la capital del estado más septentrional de Estados Unidos, informó Efe.
La pareja se puso entonces en contacto con la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica estadounidense para intentar dar con el propietario.
Tras ver en los medios la imagen de la pelota con su nombre escrito sobre ella, Murakami ha asegurado no tener duda de que el balón es suyo.
Murakami, residente en una de las ciudades de la provincia de Iwate más afectadas por la tragedia del 11 de marzo, Rikuzentakata, ha explicado que el esférico fue un regalo de despedida que le hicieron hace siete años sus hoy excompañeros de clase cuando se disponía a cambiar de colegio.
El adolescente se ha mostrado muy contento por la noticia, ya que el tsunami arrasó por completo la casa donde vivía con su familia y tras la tragedia le ha resultado imposible recobrar ni una sola de las posesiones.