El reloj perdido en el Photoshop

Opinión

El reloj perdido en el Photoshop

Las nuevas tecnologías fotográficas distorsionan la realidad que es un primer pero ayudan a conservar el voto de pobreza. Hace unos días, el patriarca ortodoxo de Moscú se permitió lucir en su venerable muñeca un reloj Breguet que con las rebajas de la crisis se puede conseguir al modesto precio de 25.000 euros, céntimo arriba, céntimo abajo. Demasiado para un monje que inició su carrera eclesiástica con un voto de pobreza que, la verdad, no aparecía reflejado en los destellos de tan ostentosa esfera a la luz de los flashes. Hasta que algún responsable de imagen del Patriarcado se percató de tan craso descuido.

La pobreza y los Breguet no resultan compatibles y más en unos tiempos en que los fieles, en Rusia y aquí sin ir más lejos, tienen que vérselas para comer todos los días. Menos mal, ya digo, que está la técnica del retoque y en pocas horas el excelente reloj, una verdadera maravilla según los expertos, desapareció como por ensalmo de donde solía. La muñeca del patriarca volvió a aparecer más sarmentosa pero igual de desnuda que el día que Dios le trajo al mundo para que le representase en una parte de la Tierra. El photoshop, que tanto está dando que criticar, obró el milagro.

Lo malo fue que quizás por las prisas, por los nervios ante la responsabilidad o por la impericia de algún sacristán poco ensayado, el trabajo de volatilización de un reloj de semejantes proporciones acabó convirtiéndose en una chapuza. El reloj desapareció pero los rastros quedaron como cuerpo delator del delito, como suele decirse. Y es que hay cosas que no se pueden hacer – por ejemplo, desafiar a las leyes de la pobreza con símbolos de lujo – pero si contraviniendo las leyes de la honradez se hacen, lo cual no deja de ser humano y por lo tanto perdonable – lo recomendable es encargarlo a un profesional. Si el patriarca se hubiese dignado pedírselo a un fotógrafo de ¡Hola!, por ejemplo, estoy seguro de que el trabajo habría sido perfecto y del reloj delator no hubiese quedado ni el recuerdo.

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