Le hemos preguntado a mi jefe por lo de la Casa Real. Que qué es, como argumenta mucha gente, eso de reducir su presupuesto un 2% mientras el de los ministerios cae un 17%. El que me paga me ha aclarado, en primer lugar, que el que ha tomado esa decisión conocía el riesgo de cosechar una reacción negativa, y que aún así lo ha asumido.
En segundo lugar, mi jefe me ha explicado que el presupuesto de la Casa Real siempre ha sido muy ajustado en comparación a otras casas reales y presidencias, así que un recorte leve tampoco es tan extraño. Ahora bien, sí me ha dicho que, aunque establecer recortes significativos aquí es complejo, bien podría haberse buscado alguna fórmula.
Por último, el que me paga considera que hay varias hipótesis para no haber recortado mucho más. Una es que la Casa Real necesite defenderse de la tormenta judicial que les acecha desde el vértice Urdangarín. Otra es que no tengan para cubrir sus necesidades más básicas (teniendo siempre en cuenta los márgenes de las necesidades básicas de una Casa Real, claro); es decir, que estén bajo mínimos para cubrir los gastos de esta institución.