Los especuladores financieros, expectantes ante una posible quiebra de Grecia esta semana

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Los especuladores financieros, expectantes ante una posible quiebra de Grecia esta semana

Los especuladores financieros creen que puede haber llegado la hora de que Grecia caiga, y con todo el equipo. Mientras en Atenas el primer ministro griego, Lucas Papademos, intenta desesperadamente que los líderes del Gobierno de unidad nacional se pongan de acuerdo y acepten los recortes que exige Bruselas para poder recibir nuevas ayudas internacionales, desde el sector de los hedge funds advierten: «La pregunta que hay que hacerse sobre Grecia no es otra que cuándo va a declarar la quiebra».

«Lo llevamos diciendo desde hace más de un año, desde que Grecia recibió el primer rescate [mayo de 2010], y ahora ya estamos ahí», explicaba a EL BOLETÍN el gestor de un hedge fund establecido en Zurich. Para esta persona, además, la quiebra es la única salida: «Nadie va donde hay incertidumbre, por eso nadie pone dinero en Grecia hoy por hoy. Pero si declaran el default, salen del euro y vuelven al dracma la gente empezaría a invertir otra vez ahí».

Una opinión que comparte George Papamarkakis, del hedge fund North Asset Management. Papamarkakis aseguró en una entrevista a la agencia Bloomberg que había que intentar llevar el dinero a un lugar seguro, lejos de Grecia en particular pero también lejos de la crisis de deuda que atraviesa el Viejo Continente.

La salida del euro del país mediterráneo es una opción que también contemplan desde otro hedge fund, el británico Ignis Asset Management. Stuart Thomson, uno de sus expertos, comentaba hace unos días a este periódico que el futuro de la divisa comunitaria pasa por desprenderse de Grecia, de Portugal y de «algún país rico del norte». Este último abandonaría el barco, siempre según Thomson, ante la obligación de tener que colaborar con los países más débiles de la región.

El problema de que Grecia quiebre, dicen algunos expertos, es que nadie sabe cuánta deuda soporta. No ya deuda directa (que supera con creces el PIB del país) sino también deuda indirecta, a través de productos derivados como los CDS o seguros contra el impago de la misma.

«Estoy seguro de que si los griegos deciden quebrar y salir del euro la ISDA [la Asociación Internacional de Productos Derivados] evitará que los seguros contra su deuda se activen, como ya han dejado claro con anterioridad ante la posibilidad de que el default se hiciese efectivo», explicaban desde el hedge fund de Zurich. De lo contrario, la hecatombe financiera podría alcanzar límites insospechados, pues para tener un CDS griego, por ejemplo, no se exige tener deuda griega, y por lo tanto se desconoce cuántos hay circulando por el mercado y cuánto habría que pagar si se activan.

Atenas está pendiente de recibir 130.000 millones de euros procedentes de Bruselas, el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI). No obstante, estos prestamistas -más conocidos como la troika- piden más medidas de austeridad. «Esto no es una negociación, esto es que Bruselas pide y si no cumples, vas a la bancarrota», comentaba ayer a este medio una persona cercana al Gobierno del país mediterráneo.

El problema es que para aprobar esos recortes se necesita la firma de, entre otros, Antonis Samaras, el líder del partido conservador Nueva Democracia. Y no parece estar dispuesto a ofrecerla.

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