El Tribunal Supremo ha tirado hoy por la borda la estrategia que iba a seguir la defensa de Baltasar Garzón. La Sala de lo Penal de este tribunal, que ha iniciado hoy el juicio contra el magistrado de la Audiencia Nacional por autorizar las escuchas a los cabecillas del ‘Gürtel’, ha rechazado las recusaciones de Luciano Varela y Manuel Marchena y no serán finalmente apartados del tribunal que juzga a Garzón.
El abogado defensor, Francisco Baena Bocanegra, había solicitado la recusación de ambos jueces al entender que no eran imparciales para juzgar al acusado porque habían participado en la instrucción de los otros dos casos que Garzón tiene pendientes por su investigación de los crímenes del franquismo y el caso de los patrocinios de cursos jurídicos en Nueva York, aunque el Supremo ha decidido no admitirla.
No obstante, no ha sido la única estrategia de la defensa que ha ‘tumbado’ el Supremo. La defensa de Garzón había solicitado al inicio de la sesión que la Sala del 61 del Tribunal Supremo actuase como tribunal de apelación en caso de condena, algo que también ha rechazado el alto tribunal presidido por el magistrado Joaquín Giménez, aunque sí que ha aceptado la audición a puerta cerrada de algunas de las conversaciones intervenidas siempre que sean concretadas por la defensa del juez.
Inhabilitación.
Garzón se enfrenta a penas de 10 a 17 años de inhabilitación por presuntos delitos de prevaricación y uso de artificios de escucha, al haber ordenado grabar las conversaciones en prisión entre los cabecillas corruptos de la trama ‘Gürtel’ y sus abogados. Algo que el juez de la Audiencia Nacional justificó ante la necesidad de impedir el blanqueo de millones de euros, pero en lo que tanto los cabecillas de la trama como los abogados implicados han visto como una vulneración del derecho de defensa.
Si finalmente Baltasar Garzón es condenado por el Supremo, será expulsado de la carrera judicial.