Por lo visto, algunos directivos de los nuevos bancos de las cajas se niegan a que se sepa cuál es su sueldo. Y aunque ya hay personas y organizaciones que se están moviendo para que no se salgan con la suya, cabe la posibilidad de que se acojan a ciertas normativas que protegerían su supuesto derecho a ser opacos.
Mi jefe opina que esto es impresentable. Que qué demonios es eso de no poner en conocimiento del público el sueldo que se tiene en un cargo que, con sus matices e historias, sigue siendo público. Y que hasta el Rey ha hecho público -precisamente hoy- el suyo. Y espera que, por el bien del sistema financiero, exista transparencia en este asunto y no se deje a estos directivos salirse con la suya.
