Se acabó el misterio. “El PP desvela el ‘expediente X de Navarredonda” que es como el diario Abc califica el ‘extraño hecho’ de que en un pueblo de la Comunidad de Madrid ganaran los socialistas a los populares el pasado día 20-N. Y es que para el diario conservador es más fácil de entender una abducción extraterrestre que el que alguien otorgue su voto a la lista de Rubalcaba, teniendo como tiene la región madrileña una presidenta tan sonriente, como la que posa para el diario de Vocento señalado un mapa de Madrid, todo teñido de azul.
Pues resulta que la encargada de desvelar este caso tan inquietante y de tranquilizar a la población fue la presidenta del PP de Puente de Vallecas, Eva Durán, quien dijo que muchos de los vecinos de Navarredonda viven en Puente de Vallecas, que es el único distrito de la capital donde ganaron los socialistas, pero a pesar de todo la ‘lideresa’, inasequible al desaliento dijo que visitará en las próximas semanas los municipios ’rebeldes’ ( la mencionada Navarredonda y Fuentidueña del Tajo) para ver si logra convencerles. No se si lo logrará porque lo cierto es que su actitud díscola les ha hecho más publicidad que la Guía Repsol.
Dejamos a Esperanza pero no el PP ya que leemos sobre el ‘caso Gürtel’, bueno concretamente sobre el problema que le ha causado al juez que el ex jefe de gabinete de la Consejería de Turismo de la Generalitat valenciana, Rafael Betoret, que se declaró culpable, haya devuelto las 18 prendas con las que fue obsequiado por las empresas de Francisco Correa. ¿Qué hace el juzgado ahora con las cuatro americanas, los 11 trajes, los dos abrigos y el pantalón?, se pregunta El País en su irónica sección El Acento.
Y añade el rotativo de Prisa que “el problema se acrecentaría en el supuesto de que el exsecretario general del PP valenciano, Ricardo Costa, y el expresidente Camps, siguiendo la estela de los dos anteriores, fueran declarados culpables y para ahorrarse un pico optaran por devolver lo que presuntamente recibieron de la trama: cuatro trajes y seis pantalones (Costa) y otros 12 trajes, otras cuatro americanas, cinco pares de zapatos y cuatro corbatas (Camps).
Al periódico se le ocurre que “con todo este colosal fondo de armario se pueden hacer varias cosas: desde una subasta benéfica a una magna exposición”. Y añade que “quizá no fuera descabellado, si se opta por esta última propuesta, fundar de paso un museo de la corrupción en el que, además de satisfacer curiosidades y crear atractivos al turismo, se hiciera pedagogía sobre el uso del dinero público. A mí lo del museo me gusta por lo didáctico, aunque dudo de que la exposición de las prendas tenga algún interés: los políticos visten todos iguales.