La paciencia no es una virtud que esté moda. Por eso los diarios conservadores no pueden esperar al resultado de las elecciones, aunque sean este domingo, y ya tratan a Mariano Rajoy como si fuera el presidente, revelando Abc y La Razón que el candidato del PP ya está hablando con Zapatero para el traspaso de poderes e incluso dice el de Planeta que también mantiene conversaciones con Bruselas.
Por cierto, que El Mundo publica hoy una entrevista con el cabeza de lista ‘popular’ de cuatro páginas de nada y le dedica un editorial en el que Pedro J. Ramírez se pregunta si en caso de llegar a La Moncloa “Rajoy va a tener esa “valentía” de la que habla para adoptar medidas que van a ser muy impopulares”. (Valientes nosotros con los recortes que nos esperan y sobre los que Pedrojota nos advierte un día sí y otro también).
Y si los diarios de derechas no pueden esperar, tampoco tienen ni un pizca de paciencia los mercados, ya que con cargarse a los Gobiernos de Grecia e Italia no tienen suficiente y no dan una tregua a la crisis europea de deuda.
En todo este embrollo de la crisis hay unas protagonistas de excepción, a los que El País, en su sección El Acento, da un contundente rapapolvos: las agencias de calificación, con las que se mete hasta por su nombre.( Moody significa malhumorado, caprichoso, cascarrabias).
El de Prisa dice en plan sarcástico que estas calificadoras “degradan deudas soberanas y empresas privadas por cualquier minucia, porque el arte del análisis para los Fitch, S&P y Moody’s consiste en recalcar lo obvio y nadar a favor de la corriente” por lo que no acertarán con el cambio de tendencia económica y financiera, que es por lo que reciben sus pingües honorarios, pero en hacer leña del árbol caído, los primeros”. Y es por eso que a El País le importa un bledo que cumplan su amenaza y dejen de calificar a los países de mayor riesgo.“No caerá esa breva”.