En este día previo a la gran cumbre europea de mañana, donde Merkel y Sarkozy, más un grupo de figurantes invitado para la foto se proponen salvar Grecia, a mi jefe se le ha venido a la cabeza la famosa frase electoral con la que Bill Clinton atacaba a George Bush padre allá por la década de los noventa del siglo XX. Aquella que decía.
“Es la economía, estúpido”. Si Clinton estuviera en este asunto del euro, la deuda y la moneda única, tal vez, sólo tal vez, se dirigiría al presidente francés, la canciller, Barroso, Van Rompuy y alguno más que pasara por allí, con un sonoro “son los especuladores, estúpido”. Porque de eso, y no de otra cosa, es de lo que se trata ahora y aquí.
Ni hay que salvar Grecia, dice mi jefe, ni que obligar a media Europa a hacer juegos malabares. Lo primero que tendrían que hacer los políticos es imponerles a los mercados y a las agencias de ‘rating’ unas reglas de juego contundentes, según la opinión de mi jefe que, en ocasiones, parece un veterano socio del 15M. Deben hacerlo por que disponen de la fuerza que les han dado los ciudadanos en las urnas. O ¿será que los mercados también les han dado algo?