A pesar de que el plan de flexibilización económica de la Reserva Federal acabó el 30 de junio, el banco central de EEUU no ceja en su empeño de evitar que el dólar gane terreno en el mercado de divisas. Hoy mismo, coincidiendo con el anuncio de aumento de tipos en el BCE, el organismo que preside Ben Bernanke ha vuelto a poner en marcha la impresora de billetes con nuevas recompras de bonos.
Desde que se anunció el pasado agosto el programa de flexibilización económica de la Fed, conocido por las siglas QE2, el dólar ha retrocedido casi un 8% con respecto al euro. Un depreciación que ha tenido lugar, sobre todo en los últimos compases del plan de Bernanke, ya que desde enero el retroceso es del 6,5%.
Con el fin del QE2, con el que se han inyectado 600.000 millones de dólares en el sistema a través de la recompra de bonos, el dólar ha comenzado a ganar terreno frente al euro -hasta un 1%- ayudado también por la incertidumbre que rodea la solución a la crisis de deuda griega, una situación que ha llamado a la acción de la Reserva Federal para evitar que el dólar se aprecie y termine por dañar la incipiente recuperación de la balanza comercial estadounidense, en la que se ha basado buena parte de su reciente crecimiento económico.
En esta última ocasión, el jueves la Fed anunció la compra de 3.500 millones de dólares en títulos de deuda. En concreto, la operación se detalla en la adquisición de 2.000 millones de dólares en cédulas hipotecarias de alta calidad, 1.300 millones en bonos de agencias gubernamentales y el resto, 200 millones de dólares, en bonos del Tesoro, papeles en los que se centraron la mayor parte de las operaciones del QE2.
Juan Dieste, de Orey iTrade, apunta que estos movimientos son la clave de las futuras actuaciones de la Fed, ya que un tercera edición de medidas de flexibilización no gozarían del apoyo de los analistas. Las últimas cifras de empleo y PIB muestran que el QE2 sólo ha alcanzado parte de sus objetivos por lo que Dieste ve más probable una suerte de QE2.5, o lo que es lo mismo una política de inyección monetaria más suave que su predecesora pero que no corte de raíz los incentivos que han provocado la mejoría de la economía estadounidense.
La propia Fed había anunciado que, por el momento, no desplegaría todo su potencial comprador a la espera de confirmar los efectos finales del programa terminado hace una semana. Sin embargo, la escalada del dólar ha llevado a Ben Bernanke a tomar una decisión, quizá mucho antes de lo que muchos expertos hubieran predicho. Si bien, tal como señala Natalia Aguirre de Renta 4, no es tanto un mecanismo de compra de nueva deuda, como lo fue el QE2, sino más bien la compra de títulos con el efectivo que reporta a la Fed el vencimiento de títulos que ya posee en cartera. Esto es, en lugar de acumular dinero efectivo, invertirlo para que vuelva al sistema y enfríe las incipientes alzas del dólar.
El experto de Eurodeal, Jorge Abad vaticina que en ausencia de estas medidas, el euro podría caer hasta los 1,35 dólares según la moneda del Tío Sam ganase terreno en el mercado de divisas y se hiciera de nuevo con la confianza de los inversores. Al cierre de esta edición el cambio euro-dólar se situaba en los 1,4345 billetes verdes por cada moneda europea