La polémica salpicó la salida a Bolsa de Enel Green Power, la filial de energías renovables de Enel. Hasta tal punto, que incluso Adusbef, la asociación italiana para la protección de los usuarios de banca, ha presentado una denuncia ante la Fiscalía italiana contra los gestores de la compañía y los bancos colocadores por posible abuso de información privilegiada, manipulación y fraude. Ya el 4 de noviembre, jornada en la que comenzaba a cotizar este valor en el parqué de Milán, a 25 segundos de la apertura de los mercados se produjo la venta de un gran paquete de acciones por parte de un único inversor. Lo curioso de la operación es que este operador, que aún no se ha identificado, fijó un valor para la venta de sus acciones a 1,55 euros frente a los 1,6 que habría pagado por la compra, lo que estrepitó el valor de la acción. Además, el debut también ha puesto en cuestión la falta de armonía en la regulación europea. A diferencia del supervisor italiano Consob, la CNMV no habría dado el visto bueno a la mayor OPV desde 2007 porque habría limitado el tramo minorista de la operación con el objetivo de proteger a los inversores particulares. Sin embargo, esta barrera no existió en el debut de la filial de Enel, algo que provocó grandes pérdidas para los inversores nacionales. Una vez que cualquier supervisor europeo da el visto bueno, la compañía puede salir a cotizar en cualquier mercado de la UE.
Desde que salió a Bolsa, Enel Green Power marca el mismo precio, a diferencia de otra filial de Enel: Endesa, que pierde más de un 17% desde que comenzó el año. La compañía que preside Borja Prado cuenta con un ‘free float’ mínimo desde que el grupo italiano la compró.