Curas de repuesto

Opinión

Curas de repuesto

Hay crisis de vocaciones, aparte de la financiera, y los curas empiezan a escasear hasta para oficiar bodas. En muchos casos son los alcaldes los que mal que bien cumplen este cometido. Pero las urgencias del amor para toda la vida crean problemas a veces de overbooking, esperas insoportables y cabreos, muchos cabreos unas veces de las novias, otras de los novios y a menudo de todos, padrinos incluidos. Últimamente, como quien más quien menos contrae matrimonio varias veces en la vida, las dificultades se acentúan. La solución, igual que para tantas otras cosas, la está brindando la tecnología, más concretamente la robótica. En Japón, donde funcionan 800.000 robots preparados para todo tipo de funciones, acaban de estrenar el primero con facultades casamenteras. Es un robot guapo, no tanto como para provocarle celos al novio, de ojos brillantes y cuatro pies de altura – que para las tallas niponas no está mal -; se tunea para cada ocasión, se adorna con flores y, a diferencia de curas y alcaldes, su memoria no le falla. Cuando pregunta a los contrayentes si se quieren por compañeros, lo hace con vez metálica pero firme y enérgica, tal y como si no lo dudase. El primero en estrenarse en estas nobles tareas se llama i-Fairy y había sido concebido para acompañar como guía a visitantes de museos y exposiciones. Pero unos enamorados de contigo pan y cebolla, Satoko y Tomohiro, que lo conocieron en la empresa donde ella trabaja, pensaron que nadie mejor que él, nadie con mayor seriedad y sentido de la responsabilidad, para declararles marido y mujer. La boda fue un éxito. Los robots, a diferencia de sacerdotes y alcaldes, tienen la ventaja de estar siempre disponibles. Ahora, comentan los expertos, lo que hace falta es adaptarlos con funciones multiusos de manera que además de casar, divorcien si hace falta incluso sobre la marcha y poder satisfacer así a los/las posibles arrepentidos.

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