Hay una información que destaca entre el resto en las portadas de los diarios: la ofensiva que pretende lanzar Montilla desde el Parlament para forzar la renovación del Constitucional, tras constatar que el Tribunal con su actual composición ha sido incapaz de aprobar una sentencia sobre el recurso del PP contra el Estatuto catalán, protagonismo en las primeras que no sorprende en absoluto dado que todo lo que huela a Estatut desata pasiones políticas y mediáticas. El País subraya que “se ha encendido la llama de la rebelión” porque cuatro años son muchos, y se refiere a la actuación de Montilla como a un “órdago” que produce de nuevo una situación incómoda entre PSC y PSOE.
El Mundo, por su parte, mezcla la polémica por el proceso a Garzón con el Estatut, porque también lo hizo la cantante Marina Rossell, en un acto organizado por la Generalitat en favor de Baltasar Garzón, lo que da la excusa perfecta a Pedrojota para publicar que “Garzón y el Estatut son presentados como víctimas de los dos altos tribunales, el Supremo y el Constitucional”, en el acto convocado por un organismo de la Consejería de Interior. La puntilla la da el director de El Mundo en el editorial, que titula “La Generalitat estimula vientos antidemocráticos” y en el que afirma que el homenaje a Garzón, promovido por el Gobierno tripartito, y la reunión Montilla-Más para recusar a los cuatro magistrados del TC cuyo mandato ha expirado suponen “un doble desafío al poder judicial y al Estado de Derecho”.
Además, hay varios editoriales sobre lo que La Razón se empeña en llamar “eurodescontrol aéreo” y en el que asegura que la gestión de la crisis originada por un volcán islandés, “ha puesto de manifiesto las graves limitaciones y carencias de la UE”. En parecidos términos se expresa El País. Tras dejar claro que “nada se puede reprochar a las autoridades por haber cerrado el espacio aéreo ante la más mínima duda” afirma que “el colapso aeroportuario revela de nuevo que Europa no sabe gobernar las crisis globales”.