Con los dedos cruzados y exclamando ¡lagarto, lagarto!, que hablar de ‘la parca’ siempre da mal fario, repasamos hoy varias noticias curiosas que tienen que ver con difuntos, presuntos y ciertos, y con funerales, que este lunes lluvioso y gris da para ello. Abrimos boca con la historia del propietario de una tienda de zapatos usados en Corea del Sur, que robó 1.200 pares de zapatos en velatorios a los que accedía haciéndose pasar por familiar del finado@. El ladrón, de 59 años, aprovechaba la costumbre del país de quitarse los zapatos en señal de respeto para llevarse el calzado. Al parecer, el modus operandi del zapatero consistía en llegar con un calzado muy viejo, quitárselo para entrar a dar el pésame y retirarse con los mejores zapatos que encontraba, con lo que en vista de su abultado botín, el delincuente ha debido estar muy activo y visitar muchos velorios.
Otra noticia mucho más espeluznante, pero con final feliz es la de una mujer que ‘resucitó’ cuando iba a ser embalsamada en una funeraria. La historia, propia de una obra de Edgar Allan Poe, tuvo lugar en la localidad colombiana de Cali, cuando Noevia Serna Rivera, de 45 años, que fue declarada muerta tres horas y media antes ya que no presentaba signos vitales, es decir, no tenía frecuencia cardíaca ni tensión arterial, empezó a mover las manos y los brazos, ante la sorpresa del profesional que iba a proceder a embalsamarla. Los familiares hablan de milagro y lo cierto es que a lo que le sucedió se le conoce con el nombre de Síndrome de Lázaro.