La industria del entretenimiento en EEUU podría plantear un panorama diferente a partir de ahora, tras la adquisición por 30.000 millones de dólares de la cadena NBC Universal por parte del canal de pago Comcast. La operación supone que la NBC, propiedad durante el último cuarto de siglo de la multinacional General Electric, vaya a parar a una cadena privada.
La transacción, que también incluye a la productora Universal de Hollywood y el canal hispano Telemundo, ha sido fruto del empeño de Brian Roberts, responsable ejecutivo de Comcast, la empresa de su familia con base en la ciudad de Filadelfia y considerada como el mayor proveedor americano de televisión por cable. Roberts quiere convertir su entramado empresarial en uno de los mayores productores de contenidos multimedia en el mundo, como demostró hace dos años con su intento fallido de hacerse con Walt Disney.
El acuerdo alcanzado tras nueve meses de negociaciones supone la creación de una nueva entidad empresarial, en la que Comcast dispondrá de un control mayoritario del 51% frente al 49% que retendrá General Electric, tras adquirir la participación de Vivendi por 5.800 millones de dólares. Comcast aportará su oferta de canales especializados, valorada en 7.250 millones de dólares, y pagará a su nuevo socio 6.500 millones de dólares en metálico. La NBC mantendrá su nombre histórico.